Aspectos ideológicos: El DOMINIO de la legitimidad. (4)

 

- Poder institucional y terrenal, el Estado político.

En la condición histórica denominada como moderna cuyas raíces están basadas en el iluminismo, surge la expulsión del sentido religioso del ámbito de la organización social y es relegada a la fe individual. Los procedimientos de definir en las sociedades occidentales respecto a lo que sea, idea, construcción mental, aplicaciones, bueno, bello y verdadero pasaron a denominarse entonces, procesos racionales. Allí donde antaño se encargaban los intérpretes de Dios de marcar pautas, consentimiento, incluso la concepción ética del Estado, este Estado como descendiente del criterio inicialmente divino, del criterio de un fin "justo" y con la obediencia a algo sobrenatural, fue impuesto como un sistema de reemplazo más efectivo, conformado desde adentro del aparato jerárquico, y establecido por un realismo político, en forma de un llamado contrato social. (29)

Es en este ángulo de la realidad estructurada, cuando hablamos de la conformación del Estado moderno, se entiende, que todo orden político se mantiene sobre la base de la autoridad y el poder, sea este basado en la legitimidad y/o en la coerción. La coerción, expresada en este caso como fuerza única directa, indirecta o estructurada por el uso de la violencia. La función de un sistema coercitivo es disuadir o persuadir por el temor o el dolor físico o psíquico. Sin embargo, la coerción, al menos en lo político, es el arte difícil de usarla oportunamente, ya que, además de las resistencias activas o pasivas que provoca, es muy costosa en términos económicos, políticos y sociales. Existe, así mismo, la resistencia de los modelos opuestos al sistema coercitivo. Por tanto, un modelo basado solo en la coerción, no es viable a mediano o largo plazo.

Sí un orden político se establece y permanece, es porque media una razón extrínseca a los elementos, esta en consonancia con el mismo sistema, aquello que le otorga fuerza suficiente como para legitimarlo: El consenso mas construido que real.

Del consenso conseguido surge una figura de autoridad más poderosa que la violencia, una autoridad delegada porque lleva en sí, la concepción del ser humano sometida a ella como resultado de la delegación. (30)

  • Los teóricos clásicos, entienden que el paso de la familia (sociedad originaria) al estado (sociedad perfecta), se produce naturalmente;
  • Los teóricos modernos, entienden que media un contrato y que ese Pacto Social es el que produce el traspaso de poder desde el estado de naturaleza al Estado Civil.

Tomando en consideración cualquier sistema, se llega inevitablemente a la cuestión de la legitimidad de dicho sistema. En el caso de la legitimidad política, representa esta un criterio de validez nacida antes, basado en la legitimidad del Estado en cuanto su nacimiento como tal. (31)

La racionalidad imperante y característica de lo moderno, se ve resaltada por la búsqueda de un rigor formal, que elimine todo componente impreciso, aleatorio o intuitivo, en comparación a la expresión de lo clásico, confiado plenamente en la evidencia psicológica de los principios axiomáticos y por ende, en la verdad del sistema.

Esto se destaca en la forma en que una y otra Escuela interpreta el origen del Estado: mientras que para una, éste se produce de manera natural, entendiéndose al ser humano como en una actitud pasiva (Escuela Clásica; Aristóteles), para la otra se produce por la voluntad misma de los hombres, quienes ven en su nacimiento (del Estado Civil), el móvil conciliador de las naturalezas humanas y el medio adecuado para poder desarrollarse (Escuela Moderna; Hobbes).

El Modelo Moderno reconstruye la dicotomía familia - Estado por la dicotomía estado de naturaleza - Estado Civil. Donde el Contrato Social es la base del carácter mismo del Estado, incluso en el sentido que es el medio necesario para llegar a una realidad "perfecta e inmutable" de la Sociedad Civil.

La tesis del origen de la comunidad política y la estructuración social a partir de un estado natural del hombre, fue sostenida por muchos teóricos del Estado modernos: De ellos, J. J. Rousseau; T. Hobbes; J. Locke, son los que más claramente han sabido diferenciar tres formas de autoridad política. (32)

El planteamiento del nacimiento de una comunidad a partir de un pacto, como contenido tiene un fundamento filosófico de racionalidad, esta basado en una expresión del periodo de la "iluminación". Dentro de este espectro de ideas, surge la legitimidad de un pacto social, que se opone a la concepción tradicional aristotélica, de la sociedad política como algo original y por otra, al estado de Derecho divino postulado por el pensamiento cristiano.

En la concepción del pacto social se supone un estado natural del hombre que es apolítico y una constitución del Estado a partir de él, por convención libremente estipulada, en busca de alcanzar determinados fines comunes.

El ser humano no puede engendrar mayores fuerzas que las que tiene, se dice, entonces tiene que saber aunar, controlar y dirigir las que existen. Para subsistir, entrega entonces, su parte de fuerza, la que es agregada, mediante la autoridad, a otras fuerzas. La suma resultante y dirigida, podrá superar resistencias y logra objetivos que no habrían sido posibles por la acción de un solo individuo. (33)

El pacto social adquiere caracteres diferentes de acuerdo a la interpretación de estos tres autores:

  • Hobbes, es la entrega total de los derechos naturales a favor de un tercero;
  • Locke, el pacto tiene como fin salvaguardar esos derechos. No hay enajenación, sino mera delegación representativa.
  • Rousseau, la delegación completa de derechos, pero no a un tercero, sino que es devuelta a la comunidad. La comunidad política naciente con el contrato social se basaría no solo en la libertad, sino en la igualdad de sus miembros.

La igualdad de Rousseau, no se suponía absoluta ya que, de acuerdo su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, "no hay nada más desigual que tratar como iguales a los que no lo son".

Los autores de la concepción del Estado, casi sin excepción, legitiman la existencia del mismo, como la continuidad de la vida civilizada del hombre. Si no hay un sistema social establecido no hay orden afirman, entonces no hay sociedad sin Estado, porque el Estado es el ordenador de la sociedad, la estructura que organiza la sociedad.

La existencia del Estado es sin embargo una solución jerárquica legitimada, que parece estar cada vez en mayor contradicción con el desarrollo y el derecho al libre albedrío de cada individuo como entidad pensante y consciente.

 

- Política, gobierno, la legitimidad de poder.

Toda teoría científica es una interpretación metódica, pero reducida de la realidad, para entender el proceso de legitimación de las instituciones, los sistemas gubernamentales y sus jerarquías se hace necesario por lo tanto una generalización aceptable sobre lo que se entiende por legitimidad respecto al problema del poder, las acciones políticas y las estructuras de facto que conforman un sistema social específico y establecido.

En el caso de entender y aplicar los conceptos fundamentales de la ciencia política, definida como "creencia" en la bondad del poder por parte de los ciudadanos, y como "pretensión" por parte de los dominadores de obtener obediencia merced a la razón legitima que les asiste para mandar y encontrar respuesta a sus mandatos. (Weber) Estas ideas han sido interpretadas de una manera amplia: (34)

  • Una forma de posición específica de la soberanía popular frente a lo que se quiera definir como legitimidad. (Kilmansegg).
  • Un acuerdo temporal entre clases sociales en su lucha por el poder (Marx.)
  • Una justificación a la teoría de la decisión política y la equiparación de la legitimidad con la legalidad. (Carl Schmitt).
  • La existencia de la legitimidad como creencia y no como problema real, limitada a procedimientos y a la cuestión de simpatía o antipatía hacia los gobernantes. (Luhmann)
  • La acción de los factores culturales de identidad y los factores negativos del desarrollo de la modernidad que conducen a nuevas formas de legitimidad o a posibles crisis y agotamiento de las energías utópicas. (35)

De lo anterior se puede deducir así mismo que existen diferentes acepciones sobre el concepto de legitimidad: (36)

  • Creencia en la bondad de un orden social o político (legitimacy as belief);
  • Proclamación desde el poder político, militar o religioso (legitimacy as claim sobre la base de elementos legales racionales, carismáticos o tradicionales.
  • Justificación de un régimen o la legitimidad por poder o dominio.
  • Promesa de un futuro mejor, vinculado a la autoridad carismática.
  • Justificación de los gobernantes como buena fortuna en aras de asegurar o monopolizar una distribución desigual de los beneficios sociales en su favor; (Bensman, 1979).

El referirse a la legitimidad es dar reconocimiento a un postulado de poder. Surge entonces la interrogante sobre las razones que tiene la ciudadanía para legitimar el poder. (37)

Al referirnos a legitimidad de Estado y de gobierno, como un comportamiento de poder, se aplica a la generalización en una comunidad determinada, bajo la defensa de aquellos aspectos que se consideran más beneficiosos de entre los alcanzados gracias a la vida en sociedad, (38) que sin embargo no responden a cualidades estrictamente individuales y, por definición, no generalizables como: desarrollo, inteligencia, fuerza, simpatía, creencias, o a las desventajas que esas generalizaciones originan sobre otros Estados o gobiernos en relaciones ya no vistas por la legitimidad establecida.

La legitimidad del poder, actúa dentro de un limite espacial y temporal necesario, si bien la existencia de ámbitos jerárquicos donde este más institucionalizada esa generalización puede actuar como referencia al derecho implícito de construir nuevas razones para una nueva o renovada legitimidad, al reforzar la autoridad de gobernantes o Estados sobre otros o sobre sus ciudadanos. (39)

Lo que une la obediencia con la aceptación del poder y su estructura institucional, es un dominio conformado que a través de la persuasión dialéctica de entender, reclamar y ofrecer hace extensiva su legitimidad en ese momento y lugar. La generalización de la información y las comunicaciones ha logrado unificar no solo el espacio, sino que en su acción repetitiva, ha posibilitado exportar el modelo de legitimidad del centro o su periferia o al resto del planeta, aun a riesgo de hundir otra legitimidad más descentralizadora y menos destructiva. (40)

Por otra parte, de acuerdo al principio instintivo del ser humano a la supervivencia, hay que contar siempre con la receptividad al dominio de la legitimidad, de manera que un poder que sepa de su potencial de ilegitimidad y quiera permanecer en el mando debe contrarrestar mediante el engaño, la manipulación, la desigualdad social y la violencia, la extensión de ideas contrarias a su ejercicio de gobierno.

Las concepciones más cercanas al concepto de legitimidad hay son justificadas por el realismo político, (Weber). Tanto la legitimidad equiparada con la legalidad o la relacionada con la teoría de las decisiones, (Luhmann), vincula la legitimidad a cuestiones de mero procedimiento legislativo, electoral y judicial o la califica como menos importante y referido a la valoración personal de los gobernantes. (41)

Estas interpretaciones, especialmente la de Luhmann, no cubren todo el espectro de condicionantes de lo que se debe entender por legitimidad:

  • La descripción corresponde exclusivamente a sociedades como sistema, donde existe un modelo de consentimiento en forma determinista, y reforzada por elementos de coacción.
  • No explica cómo se ha alcanzado esa situación o ese orden y cuáles son las posibles vías de nuevo ordenamiento en el futuro.
  • Se establece desde ese análisis normas de comportamiento empírico, de manera que la pluralidad de centros de poder horizontal existentes al parecer más allá del Estado. (42)
  • No trae consigo la petición de renuncia a la globalidad que encarna el Estado y el esquema de participación general por parte de la ciudadanía en los criterios de comportamiento universal. Dicho de otro modo, la renuncia a poner en juicio a la legitimidad.
  • Deja al mercado la articulación de las diferentes realidades sociales. (Mouffe, 1994). Como una forma de renuncia a trabajar con el concepto de legitimidad porque encarna elementos normativos,
  • Deja abierta la alternativa por donde se introduce un concepto alternativo, el de gobernabilidad, que ya no se pregunta por el consentimiento ciudadano respecto al poder sino a las necesidades sistemáticas que precisa un orden concreto para reproducirse. (43)

La otra interpretación de la legitimidad de acuerdo al marco de referencia de Weber, corresponde a Habermas:

"Por legitimidad entiendo el hecho de que un orden político es merecedor de reconocimiento. La pretensión de legitimidad hace referencia a la garantía - en el plano de la integración social- de una identidad social determinada por vías normativas. Las legitimaciones sirven para hacer efectiva esa pretensión, esto es: para mostrar cómo y porqué las instituciones existentes, (o las recomendadas) son adecuadas para emplear el poder político en forma tal que lleguen a realizarse los valores constitutivos de la identidad de la sociedad. El que las legitimaciones, sean convincentes o que la gente crea en ellas es algo que depende, a todas luces, de motivos empíricos. (44)

Con esta definición se trata de distinguir "entre aspectos estructurales o formales del consenso, y los elementos del contenido del consenso.

De esta manera, son las condiciones estructurales o formales en el sentido que no definen la decisión, las que nos permiten determinar un criterio racional para observar los diversos contextos empíricos. Después mediante un criterio racional, basado en esas condiciones estructurales se podría, valorar críticamente cada uno de los contextos empíricos.

De acuerdo a Habermas, la legitimidad en las sociedades occidentales, sólo puede ser de procedimiento. Esto es correcto, pero deja de lado, la generalización de los contenidos de la legitimidad sobre la base de que los que dominan y los dominados son siempre seres humanos, con capacidad para razonar y desear siempre que lo que entiendan es una mejora en sus condiciones de vida, si el precio a pagar por ello no es a su entender excesivamente oneroso. (45)

Hablar de legitimidad de poder y de institución es una forma de hablar del potencial conflicto social. Frente a la legitimidad existe siempre un ejercicio de emancipación. La alternativa entre legitimidad y gobernabilidad se aproxima a los planteamientos de Weber:

  • Entre la ética de las convicciones y la ética de la responsabilidad,
  • Entre la defensa del viejo orden y la de un orden emergente,
  • Entre los beneficios del presente y las promesas de mejora del futuro (Weber, 1988).

Sí el ámbito cultural en el que se postula la legitimidad es común, se puede pretender la generalización del consenso, en tal caso esa legitimidad tiene un carácter determinista.

Toda sociedad, para reproducirse dentro de su legitimidad, debe cumplir con unos requisitos económicos, jurídicos, políticos y culturales. En el caso actual, modernista o postmodernista, la legitimidad de un sistema social, estaría en función de la satisfacción de los cuatro requisitos de lo social extraídos por Parsons de la obra de Weber y expresados en su esquema (AGIL) sobre la evolución del Estado. (46)

Si la legitimidad, representa la posibilidad de progreso, no significa por ello que esta no puede dar lugar a un retroceso. Esto dependerá, de cómo resulten en cada sociedad los conflictos de clase, de recursos y sobretodo de conocimiento que sepan juzgar la legitimidad propuesta.

Detrás del orden social esta, como una de las bases de su razón de ser, el que es impulso humano y que construye el desarrollo del dominio vital: El supervivir. Coincidiendo, en gran parte, con el discurso de Weber en su múltiple interpretación, donde la legitimidad tiene su base en una estricta materialidad.

Según las tesis que se acercan al realismo político, es en ese "poder normativo de lo fáctico" donde se encuentra la explicación de porqué una minoría puede conseguir la obediencia de la mayoría sin la necesidad de un uso desmesurado de la violencia física. Según esta interpretación, el silencio de la población está en una relación directa con el proceso de internalización en un ámbito normativo de una mera situación de poder. Se trataría de una "lealtad pasiva", inconsciente o cómoda de los dominados, para evitar la fuerza potencial, que emite el poder aplicando sobre esa situación social diferenciada. (47)

De acuerdo al sentido de toda legitimidad, una minoría que actúa como mayoría puede exigir conformismo. Es decir, un grupo que logra presentarse como mayoría formal puede afirmar su voluntad, aunque sea numéricamente una minoría. (Lechner, 1986). Esta explicación que reduce la legitimidad a un consentimiento pasivo, centrado en la ausencia de análisis y la consecuente imposibilidad de construir una alternativa factible, confunde, en palabras del propio Lechner "la realidad social con las condiciones del poder". Esto se entiende de manera más clara si se centra el consentimiento de manera exclusiva (48) en la obtención de bienes materiales. Realismo materialista que no explica la identidad y la lucha de los individuos hacia una causa "legitima" no siempre basada en lo material sino interpretaciones alternativas a las dominantes en la sociedad, aun a riesgo de sacrificar los dos elementos que explican la ventaja de la vida social más allá de la supuesta "causa formal" del hombre como ser social (esto es, la libertad, justicia e igualdad.). (49).

Una vez que se quiebra la rutina de orden de la sociedad, como una especie de paradigma de civilización, los movimientos alternativos se nutren de las ideas de la legitimidad de su entorno cultural. Aquellos que comenzaron a mostrar su desacuerdo con el sistema, habían construido potencialmente un orden alternativo al que consideraban como un proceso en vías de ser legitimado.

Esos actores, convertidos en sujetos (poseen un proyecto), conforman una organización y van emitiendo los elementos de interés común que permita la realización la posibilidad de la alternativa, normalmente sobre el casco de la anteriormente construida. (50)

En términos de Hirschman, la "voz" es más relevante que la "salida" para el cambio de un régimen, pues la rutina no se quiebra por los hechos sino por la transmisión de los mismos. De ahí la importancia de los elementos de estructura a nivel macro en el cambio social. La evolución de la sociedad está marcada por la institucionalización de las resoluciones de conflictos alcanzadas entre grupos que compiten entre sí por el poder político. (51)

La definición de la legitimidad sobre esos contenidos se aleja de las definiciones metafísicas pues tiene como referencia toda una historia de construcción de los mismos y se aleja del mero empirismo de las teorías del realismo político al ser un proceso basado en la razón y conseguido mediante conflictos a ser solventados para garantizar la subsistencia de la sociedad. (52)

Es en ese proceso, arriba mencionado, donde radica su inteligibilidad. Es lo que le permite a Habermas postular una nueva elaboración del imperativo categórico de Kant, de manera que no se trataría tan sólo de obrar de manera que nuestro actuar pueda transformarse en norma universal, sino someter ese obrar "a la consideración de todos los demás con el fin de hacer valer discursivamente su pretensión de universalidad" (53).

 (Extraído del trabajo "Condiciones cognitivas para un desarrollo sostenible" Julio Alberto Rodríguez)

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