Aspectos ideológicos: El DOMINIO de la legitimidad.

 

- El sentido de legitimidad social y político.

Para que una legitimidad exista, esta tiene que adquirir un valor especifico como objeto útil a partir de ideas, reglas pragmáticas y/o abstractas, (13) de aquellos que la legitiman.

Desde el punto de vista cognitivo, es el nacimiento de una o varias ideas, interpretadas a partir de una realidad concreta las que irán a dar lugar a un comportamiento, una asignación de valor, un proceso, un método, un dominio conceptual, una forma regulada de actuar y hasta una doctrina. Conjunto organizado de hechos que producen en su acción una institución legítima o que legitima.

De este modo por ejemplo, el desarrollo de la legitimidad de lo religioso, se explica por el poder de las instituciones religiosas, basado en la creencia y/o la fe, no similar al que ostentan gobernantes, científicos o empresarios. La influencia de este "aparato de pensar" y el ámbito basado en lo religioso es más complejo y perdurable. Tiene que ver con materias intangibles, y poco demostrables las que podrían explicarse con el siguiente esquema:

El cristianismo como institución primaria, planta la base de la estructuración de lo que hoy es la civilización occidental, en sus diferentes variantes legitimadas, fue y es un catalizador doctrinario. Por algo Jesús dijo a los romanos antes de ser crucificado: "Mi reino no esta limitado a lo material". Sus representantes en la Tierra, los sacerdotes en su acción institucional, lo saben y no tuvieron, ni tienen intenciones de competir directamente con los gobernantes de hoy en la problemática del poder político, económico, técnico o infraestructural. Con su oportuna interpretación de lo que fue esa doctrina, ellos ejercen sin embargo, una influencia social y cultural, y por extensión política, muy determinante en occidente y con mayor razón en la periferia, incluida como una especie de extensión cultural dependiente del centro.

A la hora de hacer escuchar su voz, cuentan las instituciones religiosas con el mejor aparato que pueda existir: aquel basado en la fe y la esperanza. Porque al igual que Dios, su peso está en el éter, flotando en la conciencia o la subconsciencia de todos los ciudadanos.

Lo paradójico de la legitimidad de la institución religiosa radica en que tiene un actuar de muchas intensiones; a veces al estar en conflicto con el poder terrenal y en otras al defenderlo. En esta relación ambivalente parece descansar, precisamente, gran parte de la influencia estabilizadora que tienen las instituciones religiosas en cualquier Estado. Estrategia política o simple expresión de mandato divino, lo cierto, es que esta forma de legitimidad dogmática ha logrado convertirse en un poder político y moral con mucho peso.

A diferencia de otras instituciones, El poder de la institución eclesiástica, cuenta con una legitimidad per se, que le evita dar explicaciones sobre su conducta y a su vez poder defender sus intereses. (14)

 

 

Ninguna otra institución puede exhibir un abanico de influencias tan amplio. Esto se debe, en parte, a que se trata de un sistema complejo; altamente jerarquizado, pero donde conviven visiones antagónicas en diversidad cultural respecto a la explicación alternativa del actuar en nuestro mundo "terrenal".

A diferencia de la dinámica rectificada de cada ciencia e institución, el clero destaca por su heterogeneidad. Esta característica le permite un alto grado de flexibilidad y, en consecuencia, mejores armas para enfrentar diferentes crisis. Pluralidad permitida pero delimitada a la definición última del orden jerárquico y por encargo divino de una autoridad máxima.

Esta adaptabilidad sorprende a muchas autoridades, pero no a quienes observan con mas detenimiento la historia de la Iglesia. Una institución que siempre ha estado muy bien articulada con los procesos históricos y políticos que han vivido los países donde toda institución religiosa actúa. Articulación que también destaca su carácter pragmático y de oportunidad. Algo que fue demostrado durante la separación de la Iglesia y el Estado. Se había comprendido a tiempo que era absurdo ir contra la corriente, había que adaptarse a una nueva realidad y a una nueva estrategia de la forma más creativa posible.

 

Figura. El traspaso del poder desde la institución religiosa dominante al Estado, como un proceso hereditario de ese poder de intereses minoritarios hechos por encargo y por contrato.

 Al encontrarnos en otro momento de la historia, la globalización de las comunicaciones, de la cultura y de la economía, esto trae consigo también importantes problemas de valor, influencias y moral. Pero ya no se pueden decir las cosas como se decían antes, no tendría sentido. Hay que buscar nuevas formas de llegar a las personas, desde el contexto de las necesidades de la institución religiosa, sus interpretaciones y sus intereses. (15)

No hay que olvidar que el destino último y final de toda iniciativa de la Iglesia es la evangelización, se dice. Parece obvio, pero su principal fuente de influencia son los millones que en los días de guardar, se sientan a escuchar la palabra de Dios, interpretada y explicada por su institución y sus interpretes, es por ello que la legitimidad de la institución religiosa en sí contribuye a la estabilidad de la otra legitimidad, la del Estado, pero no así su doctrina. (16)

- Ideas, visión, doctrinas e institución.

El Cristianismo, el Estado moderno, el industrialismo y el capitalismo son nombrados en los documentos históricos de enseñanza académica, como los pilares fundamentales de la hoy denominada civilización occidental. (17)

Al nombrar el cristianismo, no se desea aislar un fenómeno ideológico religioso de otros que de un modo similar fueron establecidos como instrumentos para legitimar el poder y las normas del sistema jerárquico que hoy rigen en las sociedades a un nivel geográfico general. Mas bien, en este caso ellos son reunidos como puntos de referencia que permiten observar los aspectos necesarios que unen legitimidad e institución para validar varias conclusiones.

Los iniciadores del cristianismo, como idea y como doctrina, (18) del mismo modo que en el periodo de formación de otras grandes religiones de nuestro pasado, dieron lugar a un proceso social ideológico de carácter revolucionario.

Como un enorme catalizador de fuerza evolutiva, se llamaba, entonces, con esas ideologías humanistas a los perseguidos, esclavizados, discriminados y humildes del mundo. No para asumir el poder o los privilegios de las castas o estructuras jerárquicas existentes, corruptas o al borde del colapso de aquel periodo histórico. Tampoco para convertirse en los nuevos poderosos o acomodados propietarios de lo material, aquellos que querían regir sobre la vida del resto, por el contrario, esa doctrina inicialmente, propugnaba en sus planteamientos, (19) dar mas que recibir, llamaba a sacrificarse por un mundo impulsado por la generosidad. Proponía convertirse, de acuerdo a sus principios, en los últimos cuando cada cual pretendiera estar entre los primeros.

Sin embargo la historia real de hoy, como el resultado de ciertos cambios oportunos del ayer, no es aquella predicada por las ideas cristianas o las otras ideas evolucionadas u honestas propias de nuestra historia doctrinaria, política, social e ideológica. Es interesante observar, en este sentido, cómo el contenido de las ideologías de carácter básicamente religioso, pasan después a ser políticas en nuestra historia, y en su variación de intereses de clases o etnias, actúan sobre la forma de ser de las estructuras sociales y de poder de hoy. Las interpretaciones cristianas que dieron lugar a las corrientes protestantes, ortodoxas y católicas, fueron en realidad el producto de dos formas de interpretar "la Ley de Dios" a ser aplicada sobre la humanidad: El antiguo y el nuevo Testamento, ambos documentos, legitimados como partes de un solo fundamento doctrinario conjunto, pese a que, uno de ellos es la completa antípoda del otro:

 

 

La religión Judía, es la que principalmente motiva y da las bases al Antiguo Testamento. Este es la explicación detallada de un sistema ideológico jerárquico, de marcado carácter etnocéntrico, basado en el beneficio y compensación territorial, económica y social como premio a la pertenencia étnica y religiosa, la cual adquiere de "Dios" derechos hereditarios inalienables y divinos. (20) Los descendientes de Abraham, de acuerdo a la interpretación de las promesas de un Jehová por venir, asumen y se dan el derecho de ser herederos únicos de los recursos de la tierra, y a su vez suponen que las otras etnias o razas humanas deben ser objeto de subordinación dentro del plan "divino" asignado a la etnia propia. (21)

Jehová, aparece de este modo como el Dios de una sola raza, que premia la lealtad de los suyos, hasta el extremo de permitir, la descendencia entre hermanos, padres e hijas, madres e hijos, etc. antes que mezclarse con otras razas. (22)

Bajo esta extrema manifestación religiosa se fueron dando lugar a programas posteriores, ya políticos y/o de carácter elitista o étnico en la modernidad.

Programas que establecen sus fines basados en luchar por el derecho legítimo de los suyos al premio, aquel del bienestar material y territorial como algo inherente. En la práctica, la necesidad de hacer real la "promesa divina" de Dios, da lugar a programas políticos: ya no es Jehová o Dios, el que debe ganar guerras, abrir mares, quemar o ahogar a los enemigos en forma masiva, o por ultimo asignar nuevos territorios prometidos una y otra vez, sino, es el Estado, que puede materialmente premiar a sus adeptos, y para ello debe establecer una sociedad como un sistema bien organizado de lideres o ideólogos, privilegiado y consecuente, el cual mediante el uso del control de la economía, las finanzas, la información y la violencia estructurada, trabaja y se dedica a premiar o castigar a los suyos frente a los ajenos, para controlar los recursos y los territorios en su afán de satisfacer el llamado originalmente divino, y luego política y pragmáticamente legitimado.

Esa religión judaica y las instituciones religiosas con similar ideología, tan apegada desde su origen al premio material en su detallada interpretación del existir, (23) se enfrentaba, hace unos 2000 años atrás, a su contraste ideológico y doctrinario: el cristianismo original. Los planteamientos y la historia de Cristo y sus seguidores, son en sí, cualitativamente diferentes a lo que representa la religión judía. Y precisamente por eso, se puede afirmar que tienen un carácter insurreccional.

Cristo no manifiesta en ningún momento ser descendiente de una etnia especifica y menos aún ser el representante o "el nuevo rey de los judíos". Cristo manifiesto más bien y muy claramente, ser el hijo del hombre, es decir aquel que representaba, la hermandad humana o la especie humana en sí.

Para Cristo, el apego a lo material corrompe al hombre; es el comercio, la compra y venta, la riqueza y la avaricia, las que degradan, hunden y degeneran a la humanidad. Y cuando Cristo, en una sola oportunidad, pierde el control, y levanta la mano contra otros: azota a los comerciantes a las puertas del templo, y establece de este modo, el símbolo histórico fundamental de sus ideas en torno a su doctrina y posiblemente en torno a la explicación de que la continuidad de una evolución netamente humana, no depende de la abundancia material, sino del comportamiento categóricamente solidario y basado en el respeto del entorno, como la única respuesta correcta al futuro de los seres humanos y al de la vida en su expresión ecológica. Esta dimensión de la ética cristiana introducirá tensiones enormes en la cultura occidental, en la medida de qué es portadora de una critica fundamental a la ética capitalista.

El Cristianismo como religión organizada y, luego institucionalizada surge después de la muerte de Cristo y son muchas las interpretaciones, primero respecto a lo que es ser cristiano y posteriormente a lo que es bíblico. Da lugar a las diferentes corrientes e instituciones religiosas cristianas, cada corriente es en si gradualmente tergiversada y contaminada por los intereses prácticos e inmediatos de quienes controlan el poder y forman jerarquías para someter y gobernar al resto. (Ver Weber, Jung, Marcuse y Giddens sobre la rutinización.)

Es interesante observar que al comparar las diferentes religiones actuales, es la religión hebrea y las interpretaciones del antiguo testamento, las que mejor representan el materialismo existencial y de allí el apego a la riqueza, la posesión y el poder o el derecho sobre el trabajo ajeno. (24) Derecho a lo material como premio expresado para indicar quienes son los "elegidos" y la autoridad divina concedida, para tener la legitimidad de gobernar al resto.

El antiguo testamento en la Biblia, es una detallada explicación de las costumbres, tradiciones e instintos de un solo grupo étnico, que no solamente defiende su origen diferente al resto, sino que adquiere con el tiempo una habilidad y capacidad económica enorme, con métodos y estrategias propias en torno a su practica de acumulación material y enriquecimiento. El hecho de que es un grupo étnico con un Dios propio, que premia materialmente solo a los suyos, deja con su mensaje, huellas definitivas sobre el inconsciente colectivo e individual de la humanidad de hoy y contribuye a la conformación de nuevas ideas mejoradas respecto al orden jerárquico y sus derechos. (25)

Desde luego, la historia de la civilización de hoy es la historia del uso practico que se le dio a los ideales doctrinarios, para convertirlos en medios de legitimidad institucional. (26)

El mismo uso practico que al legitimar y dar prioridad a la satisfacción de los intereses materiales hace posible que nuestra forma natural de evolucionar, pasa a ser convertida en fuerza de trabajo alienada y organizada dentro de una constante explotación diaria y generacional. Bajo la explicación racional de la necesidad de mayor productividad y efectividad, se exigirá el máximo del trabajo del ser humano, que en su alienado estado, es finalmente convertido en objeto, cuya tarea única es la de producir la máxima plusvalía.

Plusvalía que ha sido garantizada durante todos estos últimos siglos mediante el uso de: (27)

  • Las armas: violencia directa,
  • El gobierno jerárquico: violencia estructural
  • La manipulación especulativa: violencia económica.
  • La instrumentalización del trabajo creativo.

Ya que el cristianismo aparece como la base de la hoy denominada civilización occidental, debemos observar como esta ideología humanista y su movimiento, desde la época de Constantino en Roma, fue gradualmente manipulada para convertirse en el pilar institucional y legitimo de los gobiernos: Papas, reyes emperadores, presidentes, ministros de Estado y propietarios de la privatización del planeta, de acuerdo a la estrategia maquiavélica:

"Si a tus enemigos no los puedes aniquilar, falsifica todas sus creencias, divídelos o conviértelos en tus amigos y domínalos después". (28)

  (Extraído del trabajo "Condiciones cognitivas para un desarrollo sostenible" Julio Alberto Rodríguez)


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