Poesía Crítica.

 

Un país perverso

 

Era un país de aberrantes barbaries

bajo el manto de su muy bien pintada

cultura de artificios.

 

Era un país maldito

construido por afanes bestiales

y almas primitivas, de cabeza diabólica.

 

Era un país,

y no digo, sino uno,

de aquellos de la marca de la bestia;

con muertos insepultos

degenerando la vida

y con millones de esclavos sometidos.

 

Era un país de invasores

llenos de horribles sarnas históricas,

conformando cúpulas de insípidos blancos,

estructuras de avarientos sionistas

y plagado

de chupatintas elegantes.

 

Era un país,

éticamente miserable

de mercaderes compulsivos,

prostitutas con trajes de marca;

Conformando

el oprobio de almas humanas.

 

Un país, consumido

en dictados y dictaduras de maldad

desde sus miserables entrañas,

aquellas,

que le dieron su existencia.

 

Era un país,

definitivamente como aquel,

de inevitables

e incestuosos contubernios,

monstruosas combinaciones genéticas.

 

Un país promiscuo y degenerado,

prepotente,

destructor de bondades

y atroz asesino de la sencillez humana.

 

Era un país cuyas huellas,

fueron enormemente venenosas,

y quedaron emanando

para siempre,

en el largo recorrido

de la historia de las civilizaciones,

después del día

de su terrible desaparición.

 

Era un país, no humano,

sino aquel de bestias

que pretendió

aniquilar todo lo humano.

 

 

 

------------------------------------- (Actualizado 1/5/2006)

 

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