modernas, magnéticas,

sobre otras letrinas

de un pasado histórico,

y tal como son letrinas

se acumularon

hasta llegar a saturar su tiempo y su bien armado espacio.

Elegantes retretes

con sonido de sirenas,

electrónicos, cibernéticos,

se hicieron casi todos,

humanos y no humanos,

emanando venenos,

de engañosos perfumes

cada cual acumulado, mas terrible y radioactivo.

Se hablo en su bombardeo

de palabras realmente vacías,

o de guerras nuevas,

de un nuevo modelo

de sociedad ejemplar,

 sostenible, humana, decente;

y sostenible se hizo en su maldad sobre la naturaleza y los hombres.

Europa,

Europa, con USA en su popa

y sus emigrantes de la gran desgracia

remando como condenados,

ahogados diariamente

en sus sueños por llegar

a ese infernal paraíso

de falsas y engañosas fronteras pero, de entrañas infernales.

Y que no se pongan de ejemplo

en su civilizada perfidia

y horrenda carga pecadora,

o quieran ellos en su eterno apartheid

juzgar a la periferia,

será entonces como escuchar

una carcajada irónica

de un  Belcebú con brutalidad reunida

de amplificador digital.

Europa,

Europa, donde cada ciudadano,

es un camaleón o una pulga,

una hiena o un burócrata asexuado,

tal vez un hibrido reconstruido,

un desgraciado humanoide

convencido del progreso

de aquel mundo de permanente locura

saturado de guerras mundiales

y de vacas desgraciadas sin cerebro.