Mi espíritu mora

en las largas montañas

y en las cumbres andinas

donde mis hermanos,

vibran con zampoñas.

Mí espíritu de ayer,

de hoy y de siempre.

Confundido antes,

Adquirió sus alas

en la cotidiana lucha

contra el rapaz invasor.

Mi espíritu sufre y siente 

en real consonancia 

con el dolor de mi pueblo

y vive en la segura esperanza

dinámica y combinada

de alturas, del vital Sol de los Incas

y el profundo

sentimiento de amor

de la Luna Aymará.

Mi espíritu es aborigen

de gran diversidad.

Y su armonía se hace

con la acción diaria

que va conformando,

con decencia única,

la civilización nueva.

Mi espíritu es por siempre

un sentir profundo y un vivir vital

por la independencia.

Es identidad con fuerza

Que va despertando

Después de los siglos

De un crónico engaño.

Mi espíritu andino

es el gran impulso

y es el catalizador

de humanidad y conciencia.

Y tiene tales frutos

que el valor de ellos

nos hace invencibles.